viernes, 4 de mayo de 2018

Cuando tu violencia es ley, mi revolución es orden.


Estoy acostada en la cama 
vestida en pijama 
miro a la ventana 
suena la sirena
es la de la cana 
seguro desapareció
otra de mis hermanas 

compañera no estas sola 
le dije a josefina
que su primo la abuso de chica
y nadie le creía 

celeste tenía un novio 
parecía puro amor
pero un día se violentó
y a golpes la mató 

agustina salió con las amigas y no volvía
la madre desesperada llama a la policia 
la encuentran apuñalada en una zanja
y adivinen qué, la policia no hizo nada 

a julieta el novio la trata de trolita 
le dice como vestir, 
con quien juntarse, 
a donde ir

a mariana y a rocio las metieron en cana
por estar besándose en una parada
a vos, que sos un violador en serie
estas en libertad, con un juez que te defiende 

manuela subió a un taxi y quedo inconsciente 
el chofer sabía muy bien cual era su acto siguiente
despertó siendo abusada por el hombre 
ahora manuela no puede ni decir su nombre 

victoria iba caminando por la calle
un tipo la agarro y le dijo que se calle
la metió en su auto el imprudente
y luego violo su cuerpo inocente

micaela vivía una vida decente
cuando su padrasto la embarazo de repente
la justicia no la deja abortar 
ahora tiene 11 años y un bebe con el que cargar 

anahí salio sola a caminar por el parque
cuando un tipo la secuestro a los instantes
la violo, maltrató, y luego acabo en su muerte
te lo cuento yo porque anahí hoy ya no esta presente

todas las mujeres de este mundo
que fueron secuestradas por algún inmundo
les arrebataron su vida e inocencia
piel de gallina me da esa demencia

salgo a la calle 
y me tengo que tapar
porque al frente hay un tipo 
que no me deja de mirar 

y cuando doblo en la esquina
otro tipo más 
me grita cosas 
sobre mi vagina y el sexo anal 

sos vos, soy yo
es ella
somos todas
a las que alguna vez nos llamaron trolas

vos seguí
diciendo que somos exageradas
pero acordarte hoy y también mañana 
que a esa mina que violas

a esa que insultas 
con la que te violentas 
a tu mujer que le pegas
a maria que la acosas

a juana que la matas
a miranda que manoseas 
a todas las que maltratas 
no es una, somos todas, las que te vamos a parar 

son las hipocresias de esta puta sociedad,
que a la vez te llama puta por vestirte y por mostrar
porque si no es para el hombre 
vestirte asi esta muy mal

te llaman puta por garchar
puta por chapar 
puta por las dudas 
puta por reclamar

puta si me violaron 
puta si me maltrataron 
puta si me acosaron
te pasa por puta si te tocaron

puta por usar pollera
puta por mostrar las tetas
puta si estas con muchos hombres 
puta hasta por el nombre 

puta sos para la sociedad
puta es tu vieja en todos sus insultos
puta es la que escribió este texto
puta me decís con cualquier pretexto.




martes, 17 de octubre de 2017

Vos allá, yo acá.

    Acostada, con las piernas cruzadas, miro el techo. Y pienso. ¿En qué pienso? ¿En vos? ¿En mí? Cuando cierro los ojos las ideas se entremezclan en mi cabeza. Ideas sin sentido. Ideas que me dan miedo. Otras, tristeza. Ideas que no son sólo más que creaciones propias."Ideas que vuelan pero que nunca aterrizan". ¿Por qué te pienso?¿Qué es lo que hace que te cruces con mis ideas a altas horas de la noche?¿Por qué siempre de noche? Es como si llegada a una cierta hora del día el aire cambiara, se vuelve melancolico, nos revuelve el alma. Ahí es cuando esas ideas empiezan a surgir. Las preguntas. Cuando me cuestiono todo. Cuando me acuerdo de todo. Cuando me doy cuenta de que el tiempo pasó volando, y de que a lo mejor yo, no lo aproveché demasiado.  Cuando intento encontrar las respuestas a todas mis preguntas. A las infinitas preguntas que rebotan en mi cabeza. Intento encontrar esas respuestas en vos. Con algo tan simple como una mirada, una sonrisa, un gesto, un saludo. Sin embargo no hay respuestas. Siempre fue así.
 ¿Fue el tiempo el que pasó volando o fuimos nosotros los que volamos sin llegar a ningún lugar? ¿Qué hubiera pasado si el instante en el que me fijé en vos se extinguiera? ¿Y si no nos encontrábamos en ese café, en ese abrazo? Decime. ¿Como sería mi vida ahora? ¿Cómo estaría mi corazón? ¿En qué pensaría cuando te miro, cuando te escucho hablar, cuando me voy a dormir, cuando me baño, cuando me siento sola? ¿Me sentiria sola? Entonces me doy cuenta de que podría decirte mil veces cómo me siento, compartirte mis ideas. Podría hacerte mil preguntas esperando respuestas que me hagan bien. Podría intentar olvidarme de todo, lo bueno y lo malo, lo que alguna vez me hizo llorar, lo que alguna vez me hizo reir. Podría decirte que el tiempo todo lo cura, y que todo lo que pasó, fue por algo. Podría escribirte mil canciones, con letras sin sentido pero con tanto significado. Podría fingir, actuar como si nada hubiera pasado, como si nada hubiera dolido, como si nunca te hubiera conocido. Podría escuchar las mismas canciones una y otra vez hasta el cansancio, sentarme en la ducha a llorar sin razón alguna, o con tantas razones como para ya no saber por cuál. Podría extrañarte en las noches de insomnio, bailar cuantas veces quiera una canción, fumar hasta que se me cansen los pulmones. Gritar y patalear. Arrepentirme. Enojarme conmigo misma. Con vos. Con el destino. Podría. Pero ¿de qué sirve? ¿Cuantas veces más voy a tener que patalear para entender que, no fue el destino, ni vos, ni yo? ¿De qué sirve buscar donde no hay nada, hablar donde no hay oídos, llorar donde no hay un hombro? ¿De qué sirve encontrar las respuestas ahora? Contame. ¿De qué sirve imaginarte dentro de las cuatro paredes de tu habitación? ¿De que sirve imaginarme qué pensaras cuando me miras, cuando alguien dice mi nombre, cuando te acordas de todo? ¿Hace falta que te diga cómo me siento, o vos también me imaginas? Entonces, decime, por favor. ¿De qué sirve encontrarte en mi cabeza a estas horas de la noche, si mañana ya no te voy a encontrar de la misma manera? ¿De que sirve encontrar las respuestas ahora? ¿De qué sirve pelear contra el destino, contra el tiempo, contra vos?.
 Al fin y al cabo vamos a seguir estando asi. Vivos. Vos allá, yo acá

domingo, 25 de octubre de 2015

Infinito

Todo comienza cuando menos pensabas que iba a pasar. Tal vez lo esperabas pero no en ese lugar, en ese momento, en esa mirada. Y te desconcertas. Te desconcertas porque todavía creías lento al tiempo para poder frenarse en aquel instante. En ese infinito instante. Porque sabes que imaginarlo fue maravilloso, pero sentirlo es aun mejor. Porque no hay nada más placentero que dos cuerpos encontrándose con sus calores bañados de alegría y ganas de sentir. Entonces te dejas llevar. Una mirada cálida, directa a los ojos. Un abrazo infinito. Una caricia en la espalda. En el pelo. Un beso. Una mirada, aún más confortable que la anterior. Y el silencio. Pero no es incómodo. Es de aquellos que alivian. De aquellos que te hacen sentir música brotando de tu cuerpo aunque en realidad no se escuche nada. Sentís los compases. Tus dedos se mueven a la son de ellos. Cerras los ojos. Ya no hay nada que pueda hacerte mal. La inseguridad se aleja de vos. Se derrumban tus paredes de la negación. Y solo te limitas a sentir aquella música que desprendía de vos. A descifrar que dice. Otra caricia. Tu mundo comienza a cambiar. Un beso. Se pone del revés. Sus almas se abrazan cada vez más fuerte. Se conectan. Y caen en dónde todas las almas cayeron alguna vez. En aquel pozo del que no muchas salen sin heridas. Pero no pueden detenerse. Ya no tienen control de ellas. Caen cada vez más rápido. Otra caricia. Tu mente se vacía. Solo se duerme, y se limita a sentir. A sentirse infinita. 

martes, 13 de octubre de 2015

Pasado

Lo veo entrar. No toca la puerta, pasa directamente. Me mira. Lo miro. Nos quedamos en silencio. Apoya su mano sobre mi hombro. Me susurra. Pero ya no tengo nada que decirle. Mis palabras se fueron con las lágrimas. Ya no están. Desaparecieron hace tiempo. O tal vez no. Tal vez sigan escondidas. Guardadas en aquel laberinto del que me es tan difícil salir. O tal vez las escondió él. Pienso. Y vuelvo a mirarlo. No lo veo claramente. Esta borroso. Arruinado. Olvidado. Cierro los ojos. Los abro. Lo repito varias veces. Nada cambia. Se aparta de mí. Cada vez se aleja más. Me paro. Lo persigo. Quiero intentar arreglarlo. Cambiarlo. No puedo alcanzarlo. Es inútil. Mis piernas se cansan. Mi corazón, también. Me detengo. Ya no lo veo. Se ha ido. Por fin, se fue.